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Los popotes y botellas.

Mucho ruido ha generado en México la actual campaña de no utilizar el popote en restaurantes y en la vida en general, por ser un producto cuya vida útil es de unos cuantos minutos, luego se desecha, se queda en la naturaleza tardando en degradarse más de 100 años y en el mar es causa de la muerte de muchas especies que lo confunden con presas comunes.


Pero esto de los popotes indestructibles fabricados de plástico tiene solución, acaso no crecimos usando popotes de papel encerado y ahora existe una gama de estos artículos de un uso hechos con: maíz, semilla de aguacate, nopal, caña de azúcar, remolacha, papa y otros productos agrícolas que lo hacen un artículo ecológico y biodegradable.


Quizá sea ésta una estrategia para no ver lo verdaderamente contaminante e indestructible; me refiero a las botellas de plástico que contienen refrescos y agua. Hasta antes de los años 90 nuestro mundo no era adicto a las botellas de plástico, pero a partir de entonces la industria refresquera, y en especial la industria del agua embotellada, experimentó un enorme crecimiento basado en el marketing masivo y las campañas de distribución. La fabricación de las botellas supone un impacto ambiental y un consumo de recursos que no tienen justificación.


Eso provocará una crisis medioambiental comparable en gravedad con el cambio climático. El causante principal de este boom está impulsado por el deseo aparentemente insaciable de consumir agua embotellada y por la llegada de la cultura occidental a los mercados de China y la región Asia-Pacífico.

Pero aún hay más; las botellas de plástico no deben someterse a temperaturas elevadas ni a la luz solar excesiva, como cuando se dejan las botellas en el interior del vehículo y luego se ingiere el agua; y aun antes de llegar al consumidor, las botellas ya fueron sometidas al calor en las bodegas de almacenamiento, transporte en camiones, carga y descarga.


Un análisis de ORB Media (organización periodística global de investigación) reveló que a elevadas temperaturas medioambientales el agua se contamina con químicos residuos de microplásticos tales como: polipropileno (54%), nailon (16%), poliestireno (11%), tereftalato de polietileno PET (10%) y otros residuos en un 9%. Esto puede provocar padecimientos tales como: cáncer de seno, diabetes, esterilidad, pubertad precoz y comportamientos hiperactivos.


Los expertos advierten que parte de estos residuos ya entraron a la cadena alimenticia debido a los millones de botellas que flotan en los océanos a la luz del sol y van desprendiendo químicos tóxicos. Recientemente un estudio ingles de la Universidad de Plymouth encontró residuos plásticos en un tercio de las especies pescadas en el Reino Unido incluidos el bacalao, la merluza, la caballa, los mariscos y los crustáceos.


Todo parece ser fatalista pero la verdadera reflexión que se debe hacer es; ¿en verdad necesitamos las botellas de plástico? O es en realidad una costumbre inducida para tomar agua, que se hace imprescindible y listo, asunto concluido, así actúa la publicidad, convence al ser humano de consumir algo que no necesita.


En resumen, durante la fabricación de una botella de plástico se consume hasta tres veces el volumen de agua de su contenido siendo su vida útil muy corta, se desechan con facilidad, es decir son consustanciales a su utilidad, una botella puede tardar más de 700 años en degradarse, el 90% del costo del agua es la botella, el 80% de las botellas no se reciclan y se convierten en basura.


Pero dejemos al mundo por un momento y centrémonos en nuestro país. El círculo vicioso de las botellas de agua se cierra con el contenido, o sea el agua, la cual en México no es garantía de calidad debido a que no contienen minerales esenciales para el ser humano como el calcio y el magnesio, mismos que quedaron retenidos en el proceso de purificación, solo hidratan y nada más.


En la Unión Europea las aguas embotelladas tienen que ser remineralizadas, pero en México y precisamente en el contenido de minerales no hay regulación al respecto. Y mientras no haya regulación, las principales embotelladoras seguirán inundando el mercado de botellas de plástico y dándole al consumidor agua sin minerales que poco le servirá. Le quitarán la sed y nada más


Cuesta aceptarlo, poca gente ha tomado conciencia, la mayoría no cuenta con información al respecto y si la tuviera poco podría hacer y pensará que el gobierno debe velar por su seguridad legislando al respecto. El caso es que mientras no exijamos y levantemos la voz seguiremos consumiendo agua de poca calidad y enriqueciendo a quienes contaminan el planeta.


Pero, ¿cómo caímos en esta dependencia de consumo caro y poco positivo si tenemos una cobertura de agua potable a nivel nacional de 95% en zonas urbanas y 85% en zonas rurales.


De acuerdo con la Conagua, tres son los factores que influyen en el elevado consumo de agua embotellada. Primero, la poca confiabilidad en los sistemas operadores de agua potable; luego la publicidad y el incremento del acceso al agua embotellada y finalmente la falta de una estructura regulatoria que controle esa industria.


SOLUCIONES. Hay que comenzar por tener organismos operadores de agua potable confiables, serios, con profesionales y técnicos expertos en el manejo del agua, y cumplir con honestidad los estatutos, la misión, la visión y los valores que tienen en su constitución. Y no basta con decirlo, sino que habrá que tener orgullosamente las pruebas en la mano respecto a la calidad del agua que ofrecen, avalada con constantes, análisis, auditorías y revisiones internas y externas. Algo muy importante es acabar con la politización que impera en los organismos operadores que lo desvían de su verdadero propósito y lo convierten en un ente burocrático al servicio del Estado y no del usuario como debiera ser.— Mérida, Yucatán.


Fuente: Diario de Yucatán.
Autor: Jorge Alfonso López González.